Este suspiro adolorido e intoxicado
Constituido de esporádicos orgasmos fucsia neón,
Contrasta con tan triste cielo…
De este enfermizo gris amarillento.
Sucio y cáustico, me domina,
E impone su poder celestial;
Sobre mi delgado cuerpo blanco
A través de mis rojas arterias,
Que ceden a su inmundo influjo gravitacional.
Y sin afán, vela cualquier quizá.
Impone odiosamente su dictatorial vulgaridad
Su gris pavimento, polvo nácar infecto.
Se escurre en mi boca y en toda mi faz.
Me conquista un asesino vírico
Coloca su negra corona de tristeza
Sobre mi resquebrajada cabellera.
El rey titiritero se ha hecho con un rabioso adepto.
¡Yo transmuto mi dolor en orgía,
Y de la quietud siempre surge rampante el trueno!
Me regocijo en tus melodías corrosivas
Las deconstruyo y alimento en mis perversas fantasías.
Basta de fabulosas bestias tinturadas en oro
Y moteadas en ébano.
Seré saeta negra surcando los cielos.
En busca del maná infecto
Que prospera pútrido en tus suelos.