Mi cárcel es delgada
Es blanca y algo frágil.
Un solo toque y sus hojas,
De negro azabache caen.
Mi cárcel es triste y melancólica.
Penetra mi cráneo como agujas la piel
Es para mí la náusea alcohólica,
Derramando una y otra vez, lágrimas que ya lloré.
¿Por qué he de mentir?
Odio este mundo, todo lo que habita en él.
Me quedo atrás en las lágrimas rebeldes,
De un niño al que tiempo atrás asesine.
Eras demasiado bueno para esta mierda.
Y ahora solo quedó un feo y sucio despojo.
Una flor cubierta de basura.
Un vacío y yermo ser.
Pienso en ello pero es tarde.
Ya estoy retorcido, corrompido.
Mi universo se consume
Por este odio hacia mí mismo.
Que nos den a todos.
Narkissos Meness